La poliposis nasal es una enfermedad inflamatoria del tracto respiratorio de gran impacto en la vida de quienes la padecen. En parte, porque uno de sus principales síntomas es la pérdida de olfato o anosmia, una discapacidad de la que cada 27 de febrero se conmemora su Día Mundial.

El olfato desempeña un papel importante en la vida de las personas y, al igual que el gusto, se trata de un sentido que nos aporta información esencial sobre el entorno. Su deterioro o pérdida produce irregularidades en los hábitos alimenticios, obstaculiza la detección de sustancias potencialmente tóxicas y/o peligrosas, e incluso puede dañar las relaciones interpersonales.

Aproximadamente unas 400.000 personas viven sin olfato en España, según la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL)1. Padecen anosmia, un trastorno que produce la incapacidad para detectar olores y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que afecta al 5% de la población mundial.

¿Cuál es su origen?

La anosmia puede ser fruto de diversas causas. Una de las más habituales es la Poliposis Nasal (PN), una enfermedad inflamatoria del tracto respiratorio superior que produce el crecimiento de pólipos en las fosas nasales y los senos paranasales2-4.

El deterioro del olfato -y del gusto- es pues uno de los efectos más característicos de la PN; además de uno de los que más impactan en el día a día de las personas que conviven con esta patología. También lo hacen la obstrucción y congestión nasal, la secreción nasal anterior y posterior persistente y el dolor facial5,6. Debido a estos signos y síntomas, las personas con PN pueden experimentar desde dificultad para respirar hasta emociones negativas o dificultades para dormir e interactuar social y profesionalmente, lo que supone una gran carga6,7. Así lo explican en primera persona en dame1respiro.es.

Me he llegado incluso a comer alimentos en mal estado porque no huelo si está agrio

Bárbara Melenchón, paciente de poliposis nasal y asma grave

Según investigaciones recientes, la PN, cuya prevalencia en Europa se sitúa entre el 2 y el 4%8, puede tener como origen una respuesta excesiva del sistema inmunitario ante alérgenos u otros factores desencadenantes: la inflamación tipo 2, la cual también puede jugar un papel fundamental en otras enfermedades como el asma grave, la dermatitis atópica (DA) o la esofagitis eosinofílica (EoE), así como en algunas alergias alimentarias9.

Las personas con una enfermedad inflamatoria tipo 2 tienen más riesgo de convivir con otra patología de la misma clase.

La vida sin olfato

A pesar de ser uno de los sentidos menos desarrollados por los seres humanos, el olfato tiene un papel esencial en nuestro día a día. Por ejemplo, es la primera señal que nos advierte delante de posibles peligros como un incendio, una fuga de gas o alimentos en mal estado; y nos hace vivir emociones y rememorar sentimientos.

Hay un escape de gas y no te enteras

Vanesa Limonge, paciente de poliposis nasal

L@s pacientes con anosmia también se ven perjudicados en diversas áreas de su vida personal como la higiene personal, las relaciones sociales y la ingesta de alimentos; además de los efectos psicológicos.

En el caso de la higiene personal, tienden a exagerarla llegando a ducharse varias veces al día o usando un exceso de perfumes13. Esta inseguridad sobre el olor corporal, también afecta a sus relaciones sociales: como consecuencia a su sentimiento de vulnerabilidad e inseguridad pueden experimentar problemas para socializar14.

Al ser el olfato un sentido vinculado al gusto, las personas con anosmia tampoco son capaces de distinguir los sabores -aunque sí percibir las sustancias saladas, dulces, ácidas y amargas. En consecuencia, es habitual que quienes la padecen varíen sus hábitos alimenticios y, por ende, también su peso15.

En general, el deterioro de la función olfativa puede afectar al bienestar emocional de l@s pacientes, quienes suelen presentar trastornos depresivos, principalmente en el caso de los hombres. Según un estudio realizado por el Penn Smell and Taste Center de Pensilvania, alrededor del 25% de l@s pacientes con trastornos del olfato presentaron síntomas de depresión relacionados con la falta de confianza14.

Referencias

1. Sociedad Española de Neurología Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL).
2. W. Fokkens, V. Lund and J. Mullol, “European Position Paper on Rhinosinusitis and Nasal Polyps”. Rhinology, vol. 50, no. 1, pp. 1-12, 2012.
3. J. R. Newton, K. W. Ah-See, “A review of nasal polyposis,” Ther Clin Risk Manag, vol. 4, no.2, pp. 507-12, 2008.
4. D. Stull, L. Roberts, L. Frank and K. Heithoff, “Relationship of nasal congestion with sleep, mood, and productivity,” Curr Med Res Opin, vol. 23, no. 4, pp. 811-9, 2007.
5. S. Nordin, E. Henden Blomqvist and P. Olsson, “Effects of smell loss on daily life and adopted coping strategies in patients with nasal polyposis with asthma,” Acta Otolaryngol, vol. 131, no. 8, pp. 826-32, 2011.
6. J. R. Litvack, J. Mace and T. Smith, “Olfactory function and disease severity in chronic rhinosinusitis”. Am J Rhinol Allergy, vol. 23, no. 2, pp. 139-144, 2009.
7. K. A. Smith, R. R. Orlandi and L. Rudmik, “Cost of adult chronic rhinosinusitis: A systematic review”. Laryngoscope, vol. 125, no. 7, pp. 1547-1556, 2015.
8. Alobid I, Antón E, Armengot M, Chao J, Colás C, del Cuvillo A, et al. SEAIC-SEORL. “Consensus Document on Nasal Polyposis”. POLINA Project. J Investig Allergol Clin Immunol. 2011;21 Suppl 1:1–58.
9. Sanofi Genzyme pone de manifiesto la falta de información con relación a las enfermedades inflamatorias tipo 2. (2020, octubre). Sanofi. Recuperado de: https://www.sanofi.es/es/noticias/enfermedades-inflamatorias-tipo2-type2-inflamation-connection#:%7E:text=La%20inflamaci%C3%B3n%20tipo%202%20es,otros%20factores%20desencadenantes%20de%20inflamaciones
10. Departamento de Farmacología y Fisiología de la Facultad de Medicina. Universidad de Zaragoza. (2016). Repercusión de los elementos traza u oligoelementos y minerales en la salud. Recuperado de: https://www.seqc.es/download/tema/10/3888/1265392077/357452/cms/tema-7-anosmia.pdf/
11. Marvin P. Fried, MD, Montefiore Medical Center, The University Hospital of Albert Einstein College of Medicine. Anosmia. Recuperado de https://www.msdmanuals.com/es-es/professional/trastornos-otorrinolaringol%C3%B3gicos/abordaje-del-paciente-con-s%C3%ADntomas-nasales-y-far%C3%ADngeos/anosmia
12. Xi Li; Forshing Lui. (2021, septiembre). Anosmia. Recuperado de: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK482152/
13. Boesveldt, S, et al. (2017). Anosmia—A Clinical Review, Chemical Senses. Volume 42, Issue 7, Pages 513–523, https://doi.org/10.1093/chemse/bjx025
14. Ilona Croy, Steven Nordin, Thomas Hummel. (2014). Olfactory Disorders and Quality of Life—An Updated Review, Chemical Senses. Volume 39, Issue 3, Pages 185–194, https://doi.org/10.1093/chemse/bjt072
15. Trastornos del olfato. (2017, 6 marzo). National Institute on Deafness and Other Communication Disorders. Recuperado de: https://www.nidcd.nih.gov/es/espanol/trastornos-del-olfato#6